Yo jamás quiero matarte.
De tu rabia nació mi rayo fuerte.
En el espejo de la furia del otro quiero aprender a verte.
A sentirte.
Saborearte.
En el cuerpo vivirte.
-La Concha-
Aceptar mis zonas oscuras y la carne blanda, esta es una forma de darla la oportunidad a todas las mujeres que viven en mí. Para tocarlas. Para verlas a los ojos. Para aceptarlas. Para honrarlas y sanarlas.
En esta sociedad tan patriarcal, darle el espacio a lo ‘otro’ que vive en uno es casi un sacrilegio. El patriarcalismo y su poder tiránico no solo se vive siendo mujer, al hombre también se le castró, tiempo atrás, su derecho a estar en contacto con su mujer interior. Desde la mitología, siempre se le han atribuido a la mujer cualidades como la paciencia, el esfuerzo, la sumisión, el servilismo, la abnegación, el sacrificio, entre otras. Creo que un poco el desasosiego que genera vivir en estos tiempos modernos es el sentimiento de extrañeza hacia uno mismo. Se sembró en el ser una semilla de miedo y vergüenza por el hecho de aceptar sus colores, de aceptarse. A pocos –y no me incluyo- les dijeron que habían nacido para ser libres. A pocos les enseñaron a respetarse a sí mismos, con todo lo que ello implica. A pocos les dijeron que eran honorables, fueran como fueran, tuvieran los gustos que tuvieran, vistiesen como vistiesen. Sí, a muy pocos les enseñaron a amarse tal cual son. Esto es y ha sido una tragedia. Por la vida y por las noticias se ven cientos de monstruos humanos dándole rienda suelta a su lado oscuro reprimido. Es como si desde pequeño a uno le hubieran enseñado a amar la luna cuando brilla, pero no cuando es negra, cuando es oscura.
Las cosas han cambiado, son otros tiempos. Más que un proceso de liberación, esto es un proceso de profundo respeto y aceptación por lo que cada quien es, desde su pura singularidad. Una venia por lo que cada uno es.
Desde el mito del origen siempre se ha hablado de Eva, el arquetipo de mujer dócil. Dentro de este mito, se habla también de una figura femenina que fue desterrada por su actitud dominante y emancipadora, Lilith. Asumiendo el mito desde la postura patriarcal, Lilith era una rebelde, destacada por sus rasgos negativos y destructivos. El prefijo Lil significa diosa y oscuridad. Desde el mito del origen, Lilith es nombrada como la primera mujer de Adán. Pero Lilith le daba dolores de cabeza a la tan pacífica vida en el Edén. Hay algunas explicaciones del mito donde se dice que ella prefirió el exilio en el Mar Rojo antes que ser dominada por Adán. Otros textos aseguran que ella, en respuesta a que dios la castigó matando a sus hijos, se convirtió en asesina y empezó a matar a niños y madres –lo cual puede ser un asesinato simbólico al rol tradicional y sumiso de la mujer-. Entonces dios le dio vida a Eva, una mujer creada de la costilla de Adán y de carácter más pacífico. Lilith desde una perspectiva matriarcal representa los aspectos poderosos y el instinto femenino más arcaico, esto en el entendido de que, tanto hombre como mujeres, todos tenemos energía femenina y masculina. Bajo esta luz, Lilith es un ser independiente, parida desde la tierra con total fuerza y poder. Para los sumerios, Lilith es evocada bajo el nombre de Isthar, diosa del amor y la guerra, de la vida y el sexo. Rige la fertilidad y por eso es venerada y goza de gran reputación. A Lilith siempre se le ha relacionado con las prostitutas, las vírgenes que se niegan a ser vendidas y esclavizadas por sus padres, es el instinto femenino liberado.
Bajo la mirada astrológica, hay diferentes acepciones de Lilith. Una, la del asteroide 1181, un cuerpo celeste que orbita en el cinturón de asteroides entre Marte y Júpiter. Otra, la Lilith ‘Luna oscura’ o Lilith de Sepharial, una nebulosa cósmica que siempre está situada frente al Sol. Se le describe como el segundo satélite terrestre. También está Lilith Estelar, conocida también como la estrella fija Capul Algol Beta o simplemente Algol. Está situada en la constelación de Perseo a los 25º de Tauro. Y luego tenemos a la Lilith objeto de estudio hoy, el punto vacío en la mitad del apogeo de la Luna respecto a la Tierra. Este punto o Lilith tiene su retorno cada 8 años y 10 meses, avanza 40º por año y no retrograda. Arquetípicamente, Lilith representa ese otro que la sociedad, la familia, el entorno o uno mismo condena. Es una energía primaria, espiritual femenina, la auténtica sabiduría de la diosa. Hacerse amiga de Lilith es un lucha porque puede vivirse desde la liberación de esta sabiduría o desde lo que se sataniza o reprime en uno mismo. Entonces, Lilith puede personificarse como un extraordinario poder personal o puede tomar la forma de una adicción, pérdida, supresión o lucha interna de poder.
Lilith en la carta natal
A nivel psicológico, Lilith puede tomar distintas formas. Para una persona cuyo origen es un entorno patriarcal –no importa si es la carta de un hombre o una mujer-, Lilith puede vivirse discrepante y oscura. Como su energía no está integrada, ella trata de manifestarse desde su rasgo de sombra. Es una Lilith que atenta contra el orden establecido, acabando con su vida y la de otros. Cuando Lilith está más integrada, aparece como algo que la psique niega o intenta desaparecer. Pero ella sigue ahí. Pujando, intenta regenerarse desde la toma de conciencia de su presencia pero sin somatizarla. Luego está la Lilith más evolucionada, la que se respeta y se marcha para honrar sus necesidades. Lilith no pelea con la energía de la luna, las dos viven en el mismo ser. Mientras que la Luna descubre su origen desde el hogar, Lilith quiere liberarse de todo lo que le fue impuesto. Mientras que la Luna vibra buscando seguridad emocional desde lo correcto, Lilith la busca desde la transgresión, saltando los límites morales y las tradiciones.
En la carta natal Lilith indicará el lado más oscuro y misterioso de la energía femenina de la persona, aspectos de la psique que necesitan ser integrados en cuanto se vuelven emociones que dominan. Lilth también indica la capacidad de liberar la ira y resolver conflictos de manera pacífica. Asimismo, Lilith representa la forma como la persona se libera de los límites, permitiendo que dentro de ella fluya la totalidad de la existencia. El signo que ocupa Lilith dentro de la carta muestra aspectos del comportamiento que pueden tanto perjudicar como liberar. La casa que ocupa habla de un área de la vida donde hay deseos inconscientes o un lugar inconsciente de poder personal. Lilith exalta la energía de los planetas con los que hace contacto, cuando esta influencia no es reconocida puede hacer a la persona susceptible de influjos extraños que se vuelven compulsiones, aversiones, adicciones o sugestiones inusuales. Los aspectos que hace Lilith en la carta pueden indicar auto sabotaje pero también el modo de canalizar la rabia interna de manera provechosa. El planeta con el que Lilith hace aspectos demuestra la forma que cobrarán vida los deseos más ocultos. Estos rasgos necesitan ser integrados. Si Liith hace aspectos con planetas personales entonces revela rasgos que fueron reprimidos en la infancia. Los planetas transpersonales con los que Lilith hace contacto muestran temáticas familiares o colectivas.
Que la oscuridad tome la forma de diosa guerrera de luz.
Avanti.