En 1987, en la selva de Centro América, un grupo de fuerzas especiales norteamericanas comandas por el Delta Force Mayor Alan "Dutch" Schaeffer, es enviado para rescatar a un alto funcionario del gabinete presidencial que ha sido secuestrado por un grupo guerrillero de esta región. Durante el desarrollo de la misión la tropa elegida para llevarla a cabo es arrojada a una selva inhóspita donde habitan un maremágnum de monstruosidades inhumanas que están dispuestas a defender la soberanía de la frondosa jungla.
Por fortuna el prestigioso equipo está comandado por el no menos que osado Arnold Schwarzenegger, el titán que siempre ‘salva la patria’ cuando todo está casi perdido. Esta es la historia de Predator, una película que narra la travesía de un guerrero del espacio, reductor de cabezas, que atisba el bosque para capturar humanos, desollarlos y luego usar las partes de sus contrincantes como trofeos de lucha.
Puedo decir con cierta risa y algo de alivio que este no ha sido mi caso estando inmersa en la selva panameña, sin embargo, revelo que no he estado lejos de toparme con un centenar de criaturas que no serán traídas a colación por mera casualidad.
Desde que empieza la jornada hasta que termina el cerebro parece funcionar en ‘modo alerta’, cada sonido es minuciosamente analizado para despejar cualquier duda de ‘insecto gigante’ alrededor.
Al empacar mi maleta antes del viaje me percaté de que me acompañara todo 'lo necesario' me traje conmigo a un experto en la materia; H.P Lovecraft.
La vida de Howard Phillips Lovecraft es como la de los bichos que hay acá, fue un ser extraño, excéntrico, un poco humano, un poco hombre (hasta él mismo dudaba de su propia condición), un visionario del horror espacial que desde temprana edad mostró los colores más lúgubres de la existencia misma.
Las obras de este genio de la ciencia ficción son conocidas por traer a la realidad seres y razas alienígenas creando así una mitología propia que se aparta de la temática tradicional del terror sobrenatural.
Como ocurre en 'Alien', 'La Cosa' y hasta la misma selva, Lovecraft jamás prescinde del pánico en sus relatos; sus historias están plagadas de millares de entes que operan por fuera de los límites de lo convencional, en la selva las leyes de la física son a veces fluctuantes, es mejor no fiarse.
Vivir en Experience Mamoni supone estar abierto a cualquier tipo de experiencias, el encuentro con engendros salidos de una fábula de Lovecraft es el pan de cada día. Criaturas como el Escarabajo Titán son de las más comunes (haga de cuenta que va a ir a lavar su ropa al cuarto de lavandería y se lo encuentra, como yo ja, ja, ja). Esta especie de escarabajo es la más grande de la selva amazónica y una de las mayores especies de insectos en el mundo. Los adultos pueden alcanzar hasta 21 cm de longitud, incluyendo las antenas. Otro pasajero de esta nave es la cucaracha gigante (en realidad todos los animales de la selva son talla XXL) como esta Blaberus giganteus, habita en los bosques tropicales de Panamá, el Caribe y Norte de Sur América, vive en las grietas de los árboles muertos y por lo general comparte su hogar con otros artrópodos.
Pero no todo ha sido terror cósmico (el género cuyo origen se le atribuye a Lovecraft), también he tenido la dicha de descubrir manjares que solo podrían encontrarse en un Edén como este, es el caso del simpático Caimito (les juro que es como un Yogo Yogo hecho bolita con una leche en su interior deliciosa), un árbol que descubrí cuando reposaba leyendo una de las páginas de "La llamada de Cthulhu", un clásico del terror cósmico de Lovecraft donde un profesor es asesinado por una secta que al parecer, venera una criatura llamada Cthulhu. En Panamá se venera al caimito por su gran contenido vitamínico y tanto sus hojas como cortezas poseen propiedades medicinales ampliamente conocidas (el fruto que Lovecraft debió haber vislumbrado en alguna de sus narraciones).
Otro gran encuentro cercano fue el que tuve con frutos como el Noni (como dice una amiga el queso manchego hecho fruta), un alimento de color blanco con fuerte sabor amargo que fácilmente puede reemplazar cualquier queso en las comidas.
Como si un día en la selva no pudiera ser menos ‘normal’ acá es común oír al caer la tarde o a media noche los lamentos de los monos aulladores (es lo más cercano a tener el sonido de Predator cerca), el único mono centroamericano que come grandes cantidades de hojas.
Me siento agradecida por tener conmigo al extraordinario y anacrónico H. P. Lovecraft, me siento gratificada por haber tenido ese chispazo de creatividad y supervivencia que me impulsó a empacarme a última hora lo mejor de este ‘freak’ de la literatura fantástica.