Si tiene 30, entre y lea: El Retorno de Saturno

“Con el haiku de la nada nada desaparece

con el haiku de la muerte todo desaparece”.

(Haikú anónimo encontrado en la red)

Sábados de ‘Jódete p#$$%o Saturno’, un espacio dedicado a reírse, burlarse, llorar, volver a reír y por último y no menos importante, agradecer por todo lo que inicialmente fue un fiasco equivalente a la depresión del 29 pero que finalmente (dependiendo de uno) se transformó en ‘La Madonna’.

En la mitología Saturno (Cronos para los griegos) representa el tiempo y era el dios de la agricultura, fue el mismo que ordenó matar a todos los hijos que tuviera junto a su esposa Rea (Ops para los romanos) para que ninguno lo derrocara. Saturno corrió con tan mala suerte que al final su miedo terminó convirtiéndose en realidad, su hijo Júpiter (Zeus para los griegos) lo derrota y termina arrebatándole el mando de los cielos, confirmando una vez más que todo por lo que tememos, aquello que nos genera miedo de alguna u otra forma acaba tomando forma en la realidad.

Saturno es el sexto planeta del sistema solar y tarda aproximadamente unos 29 años en completar su órbita. En la carta astral Saturno representa el gran Maestro, aquel que dará estructura y manifestará en el plano material, aquel que hará ajustes donde haya que hacerlo, aquel que pondrá límites donde no los haya, definitivamente el que dará las grandes lecciones.

Sabiendo lo anterior, conociendo su órbita y lo que representa, pues es de esperarse que cada vez que le dé una vuelta a nuestra carta astral las cosas se pongan medio ‘freaks’. Cada 30 años Saturno da una vuelta por nuestro mapa astral revolcando todo a su paso y literalmente, moviendo la butaca, a esto se le conoce como el Retorno de Saturno. Haga la cuenta, ¿cómo fue su paso por los 30? Si no los ha pasado espere, si ya los pasó esperé a su próximo retorno que será aproximadamente a los 60.

No siendo más (hoy no quería extenderme, solo brindar, luego hablaré sobre cómo funciona el

célebre retorno) hago un brindis saturnino por los momentos bochornosos, esos que enrojecen la cara y le han hecho preguntarse más de una vez si tal vez usted es víctima de algún plan de complot soviético que desea aniquilarlo para luego enseñarle que todo era, fue y será siempre lo que debía ser. Al final preguntaré, ¿aprendió a burlarse de usted mismo?