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Sobre el Arte de la Comunicación en la fiesta: ‘¡Cállate pequeña bi$%&!’


Salir de fiesta es de esas ocasiones que ofrece una gran variedad de experiencias, noches llenas de contrastes que, al final de la faena, quedan reducidas a vagos recuerdos de cama hedionda a humo de discoteca, memorias que van y vienen en medio del trago que se tomó, los cigarrillos que se fumó y, como no podría faltar, ‘la lora que dio’.

Y es verdad, no se puede negar que salir de juerga puede resultar ser una experiencia tan fascinante que la fiesta no termina en el momento en que uno abandona el lugar donde estuvo más de x horas, la fiesta continúa en su cabeza mientras usted revisa cada segundo que acabó de transcurrir, recorre paso a paso cada uno de sus gestos, repasa cada abrazo que dio y dejó de dar, cada persona que saludó y (podría asegurar que usted lo ha hecho al menos una vez en su vida) cada palabra que dijo y conversación que mantuvo.

Decía E. Pichón. Riviere en su obra ‘El Proceso Grupal de Psicoanálisis a la Psicología Social´ (pag. 89) que ‘la comunicación es la interacción de las personas que entran en ella como sujetos. No sólo se trata del influjo de un sujeto en otro, sino de la interacción. Para la comunicación se necesita como mínimo dos personas, cada una de las cuales actúa como sujeto´, es decir, la comunicación no se da per se, no hay comunicación por el hecho de usted se siente en una fiesta a hacer el número del monólogo, ese momento en el que alguien se apoderó de la conversación emulando una toma nazi de la palabra (risas en el público ja, ja, ja).

Es evidente que la comunicación es un arte que parece difícil desarrollarse, la sociedad y la inmediatez de este mundo post modernista al que fuimos enviados en un trampolín con exceso de aceite para cocina parece sabotear tan magno don; la comunicación es un acto universal e intrínseco a la naturaleza humana.

'Mmmm... ¡OK!'

La astrología es una de esas disciplinas que me ha permitido ponerme en contacto con las partes claras y oscuras (y no, no estoy satanizando ni vanagloriando ninguno de los dos conceptos, todos tenemos algo de cuerdo y algo de ‘freak’ afortunadamente) de mi personalidad, debo confesar que mi Mercurio en Leo me ha puesto en evidencia frente al tema hasta el punto de hoy preguntarme si hablamos para ser solo escuchados o para compartir genuinamente, cuando escuchamos lo hacemos para comprender o para responder, en otras palabras, ¿caemos en el numerito del soliloquio al comunicarnos (o al intentar hacerlo ja, ja, ja)?

Confieso sin ninguna pretensión que amo salir de fiesta, más allá del hecho que me guste bailar (en tacón puntilla y dando volteretas hasta avanzadas horas de la madrugada [olé]) considero que salir a tomarse unos tragos (a menos de que esté en un sitio donde ni la oscuridad ni el ruido le permiten llegar al baño) es el de los momentos más sublimes para intercambiar ideas, emociones y hasta ideologías religiosas y políticas (en el peor de los casos el fútbol también es protagonista ja, ja, ja).

Dicho esto y habiendo invocado al dios de los tratados y las ‘loras’ (una página de Word para hablar sobre cómo comunicarse en la fiesta) enumeraré una pequeña lista titulada ‘¡Cállate pequeña bi$%&!’, mandamientos para hablar durante la fiesta y no morir en el intento.

¿Te callas?

1. Si va a tomar ‘entregue las llaves de su boca’

El alcohol y en general las drogas, tanto legales como ilegales, exteriorizan emociones, algunas vienen del cielo y otras del mismísimo infierno, si va a salir a celebrar que por fin se levantó al tipo (o vieja) que lleva persiguiendo más de 5 años pues felicitaciones, si por el contrario decidió salir a rumbear para ahogar su despido laboral en alguna copa de aguardiente o whisky intente hacerlo con moderación (para no estar preguntando a la mañana siguiente si ‘se comportó’).

2. Aquello de los ‘temas prohibidos… ‘

El eterno dilema de las discusiones sobre fútbol, creencias religiosas (yo por ejemplo soy la freak que habla sobre el Nuevo Orden Mundial liderado por aliens illuminatis), escalas de valores y hasta preferencias políticas (acá entra el tema que he denominado ‘el innombrable’).

3. Viaje al centro del chismógrafo

Lo resumiré en una pregunta, ¿para qué hablar de la vida del otro y más aún cuando ese otro está dormido en su cama, tal vez pasándola mejor que usted?

4. ‘El monotemático’

A menos de que esté en terapia por una tusa catastrófica y además esté de fiesta con su manada es acertado cuidar su vida privada e intimidad en medio de la fiesta, que no le pregunten al otro día (y ojalá no sea un desconocido ja, ja, ja) ¿cómo vas con la tusa? o ¿al fin apareció tu carro?

5. A lo monopolio, ‘ceda el paso’ y de paso la palabra

A todos nos gusta hablar y todos tenemos derecho a tener nuestro ‘cuarto de hora retórico’, puede haber más de uno al que lo echaron del trabajo ese día.

Por último no me queda más que desear un feliz jueves, vaya, salga, tómese un trago y si le apetece ayúdeme a enriquecer el listado dejándome saber qué tal la paso, ¿se divirtió?

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